EL MOVIMIENTO OBRERO ARGENTINO
DA EL EJEMPLO
A pocos días de concluida una etapa en la extraordinaria lucha de los trabajadores de Terrabusi, los trabajadores del subte han ocupado la escena política argentina con un reclamo gremial cada vez más compartido por la clase obrera: LIBERTAD SINDICAL
Y DEMOCRACIA.
Los trabajadores del subte han recorrido un largo camino de lucha, tanto en defensa de sus salarios y condiciones de trabajo, como en el enfrentamiento con una dirección sindical que no sólo no los representa, sino que además manda patotas que pretenden doblegar la voluntad de lucha a los palazos.
Y en esta puja entre los de arriba, entre el gobierno y el grupo Clarín, entre los distintos sectores que pretenden quedarse con la riqueza de nuestro país a costa del esfuerzo y el sufrimiento de los trabajadores y el pueblo, ha irrumpido con fuerza la clase obrera argentina, que, con independencia de clase, se ha propuesto jugar en la cancha grande.
Es una nueva clase obrera. Se niega a la delegación, quiere tomar en sus manos su propio destino. Es una clase obrera joven, harta de los dirigentes traidores, que no viven como obreros, sino como patrones. Que arreglan siempre por debajo de la mesa los conflictos donde ponen el cuero otros.
Los compañeros del subte quieren que se les reconozca su propio sindicato.
Porque saben que la UTA no los contiene, no los escucha, no los representa.
Quieren echar lo viejo para dar paso a lo nuevo. Por eso nuestra slodaridad, nuestro reconocimiento, nuestro apoyo.
Hace poco decíamos que después de la lucha de las trabajadoras y trabajadores de Terrabusi nada iba a ser igual en la Argentina.
La clase obrera argentina recoge las mejores tradiciones de lucha del movimiento obrero internacional y está marcando el rumbo de una nueva situación que no les permite a los de arriba seguir haciendo lo que quieren.
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